El blog del museu
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Balsa naturalizada en el huerto medieval
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Introducció
El Monasterio de Pedralbes ha iniciado un proceso para hacer de la balsa del huerto un entorno naturalizado para favorecer la biodiversidad .
El proyecto multidisciplinario de reconstrucción del huerto medieval del monasterio, seleccionado como una de las 10 mejores prácticas en patrimonio cultural a escala europea por la European Heritage Hub, ofrece un diálogo entre el patrimonio histórico y el natural y posibilita realizar toda una serie de proyectos educativos y sociales a su alrededor. En esta línea, la recuperación del cultivo con técnicas agrícolas medievales, el uso de los canales de riego originales y todas las técnicas orgánicas que se practican permiten promover valores y actitudes hacia el cuidado del medio ambiente y dinamizar la cultura a través del trabajo cooperativo e inclusivo.
En este marco incomparable destaca la balsa, que recoge toda el agua freática de la mina subterránea que ha sustentado históricamente el cenobio desde su fundación y que continúa, hoy en día, nutriendo el monasterio. Es un elemento esencial sin el cual no sería posible la existencia del huerto y ahora, gracias a la colaboración con el Institut Municipal de Parcs i Jardins y la empresa Galanthus, se convertirá en un entorno naturalizado para favorecer la biodiversidad de flora y fauna.
Las balsas de agua, en condiciones naturales, son ambientes acuáticos que funcionan como espacio de biodiversidad para muchas especies, sea porque desarrollan parte o todo su ciclo de vida o porque son lugares de refugio y descanso. La deforestación, la intensidad agrícola y la urbanización han alterado y, sobre todo, han reducido drásticamente estos espacios naturales tan necesarios para la eclosión de la vida.
Para recuperar estos espacios, transcendiendo el modelo puramente ornamental, se propone la creación de balsas naturalizadas que responden a un criterio biológico o ecosistémico y que se gestionen sin el uso de productos químicos con el objetivo de conservar y mejorar la biodiversidad. Con técnicas de bioingeniería para favorecer y reconstruir la diversidad y abundancia de la vida autóctona silvestre, se promueve la presencia de especies animales vertebradas e invertebrados (anfibios, libélulas, caracoles acuáticos, pulgas de agua...) y de especies vegetales (lirio amarillo, nenúfar, juncos, carex...), el conjunto de las cuales desarrolla funciones ecológicas de primer orden para mantener la transparencia y la calidad del agua de la fuente.
Siguiendo este criterio, en la balsa del huerto se ha procedido, en una primera fase, a la colocación de dos jardineras de plantas helófitas (plantas que arraigan bajo el agua, o en gran parte bajo el agua, pero que tienen los tallos, las flores y las hojas aéreas) y una jardinera de plantas micrófitas (plantas acuáticas que viven total o parcialmente sumergidas dentro del agua). Se ha plantado lirio amarillo (Iris pseudacorus) y lisimaquia (Lysimachia vulgaris) en cuanto a las especies helófitas y llantén acuático (Potamogeton sp) y carófito (Chara vulgaris) en cuanto a las macrófitas.
En la segunda fase se contempla la liberación de fauna invertebrada para acelerar el proceso de naturalización. Cerca del surtidor de agua del claustro y alrededor de los canales de riego del huerto y de la balsa, se constata la presencia de algunos ejemplares de sapo partero (Alytes obstetricans), un sapo de la familia de los dicoglósidos, pequeño y rechoncho, caracterizado porque el macho lleva los huevos de la puesta envueltos en las patas posteriores hasta la eclosión de los renacuajos, que salen cuando se baña. Sus costumbres son terrestres y nocturnas; durante el día permanece escondido bajo las piedras o bien en galerías que él mismo excava, y por la noche el macho emite un canto muy característico, que es de un tono agudo, oclusivo y musical, con intermitencias que oscilan de uno a tres segundos. Se prevé que esta especie colonizará la balsa de forma natural, reclamando un espacio que tradicionalmente había sido suyo. Para favorecer su hábitat, se instalarán rampas de salida y entrada de fauna en la balsa, adaptables al nivel del agua, tanto para evitar el ahogamiento de animales vertebrados que puedan caer accidentalmente a la balsa como para facilitar la entrada de sapos parteros a la balsa.
En este ecosistema simbiótico, cuanto más variedad vegetal se logre, más riqueza de hábitats habrá y, por lo tanto, más diversidad de fauna se podrá atraer. Del éxito de esta interlocución dependerá la salud final de la balsa, que se perfila como uno de los últimos pasos, ecológico y sostenible, de un proyecto holístico, el del huerto medieval del monasterio de Pedralbes, que todavía nos puede seguir sorprendiendo.
Enric M. Puga